jueves, 11 de abril de 2013

Capitulo 8 "Sueños Desesperados"







Sophie:

Por unos segundos al despertar pensé que todo había sido un sueño y la felicidad me inundo, pero pronto murió, aplastada por la realidad y por una fragancia a macho y colonia que había en la cama.

Me removí de entre las sabanas, incorporándome con la ayuda de mis manos y quedando sentada. El cuarto estaba pulcramente ordenado y la fragancia característica de Blay estaba impregnada en todos los rincones junto con la esencia de otro macho que no era capaz de reconocer pero me parecía muy familiar.

Cuando encontré a Blay durmiendo, encorvado en una silla, cerca del escritorio la culpa y el cariño lucharon por el dominio en mis emociones. Culpa por hacerlo dormir tan incomodo y cariño por el esfuerzo que sabía él hacía para cuidarme.






Blay siempre había sido como mi hermano mayor y el macho perfecto ante mis ojos. Cuando éramos pequeños había tenido un flechazo por él que duro más de tres años, pero luego de nuestra transición había pasado. El se había dedicado a ayudar a la hermandad, los protectores de la raza y yo había seguido por otro camino. Siempre protegida bajo la tutela de mi padre, hasta hoy…

Tratando fervientemente de evitar ese curso de pensamientos me puse de pie y camine hacia el cuarto de baño en el mayor silencio posible para no despertar a Blay. Desprendiéndome de todas mis ropas entre bajo el agua caliente intentando que la tención de mis terminaciones nerviosas se relajara.

No sé cuánto tiempo estuve en el baño, pero cuando finalmente salí envuelta en una bata de baño que era aproximadamente 3 tallas más que yo, encontré a Blay parado con una bandeja en las manos llena de comida y una expresión indescifrable en su rostro.

-Lo siento, no era mi intención ocupar tus cosas, pero no tengo ropa y… ¿Blay? – podría jurar que él no me había visto u oído. De la nada sus manos comenzaron a temblar y sus ojos estaban perdidos y vidriosos.

La preocupación me llevo directamente a él y tome su rostro con mis manos

-¿Qué pasa? – Demande - ¿Blay?

-Yo… - su mirada finalmente se topo con la mía y por un momento pude ver claramente el dolor grabado a fuego en ella, pero solo fue un pequeño segundo antes de que él se recompusiera – estoy bien. Te traje comida y Fritz muy pronto llegara con ropa para ti.

-No. No estás bien – él sabía que no me podía mentir, que con solo mirarlo sabia cuando me escondía algo.

-Me conoces bien Ángel – la sonrisa que se instalo en sus labios era afectada y eso me preocupo aun mas – pero no debes preguntar ¿ok? – no me rendía tan fácilmente, pero por esta vez lo dejaría pasar.

 Comimos en silencio y cuando llegaron mis ropas Blay se fue a duchar mientras yo me cambiaba.

Luego de salir del baño dijo que debía hacer unos preparativos y hablar con sus padres y luego se fue dejándome con un “puedes ir donde quieras en la mansión, pero no salgas. Cuando vuelva será la ceremonia para Jakh”.

Salí del cuarto con los jeans y la remera que había encontrado entre todas las faldas y vestidos que me habían traído. Camine por los pasillos impresionada por la cantidad de vida que llenaba cada rincón de la gran mansión. Cada pocos segundos era muy claro escuchar risas, pisadas y gente hablando. Incluso, por un instante, fui capaz de escuchar una risa infantil tras una puerta.

Baje por una escalera y me tope con un macho de pelo negro y rubio, estaba lleno de barras por todo el cuerpo y cuando me miro una sonrisa socarrona se instalo en sus labios.

-¡La hacedora del caos en el paraíso! Bienvenida preciosa dama – hizo una reverencia y siguió de largo hacia una sala.

Termine de bajar las escaleras y mire la dirección en que se había ido preguntándome a que se refería con sus palabras…

Recorrí la mansión sala tras sala, visitando la cocina, el comedor, la sala de juego, los jardines y otras áreas, pero sin éxito en encontrar la sala de entrenamiento que había visto ayer. Decidida a encontrarla me acerque a el primer Doggen que vi y le pregunte por ella, el amablemente me llevo hasta donde quería y se despidió solo cuando estuve parada en la entrada.

La sala era grande y estaba llena de todo tipo de implementos pesas, corredoras, sacos y todo lo que podías imaginar que necesitaría un área de entrenamiento.
Cerrando la puerta tras de mí me introduje en la gran sala hasta encontrar lo que estaba buscando. Colgados en la pared había diversos tipos de guantes de box. Rebusque entre todos hasta encontrar unos que me quedaran medianamente bien y me pare frente a un saco.

Necesitaba con todas mis fuerzas sacar de alguna forma la pena y el dolor que me estaba carcomiendo desde la muerte de mi padre y lo único que lograría eso era recordar nuestros entrenamientos y poder despedirme a mi manera de él. 

Lentamente comencé dándole golpes pausados al mismo punto, gradualmente aumente la velocidad alternándolos entre patadas y puñetazos. Sentía como mi cuerpo comenzaba a aflojar todas las terminaciones nerviosas y el sudor empapaba cada rincón del mismo… cuando el cansancio junto con el esmero por la lucha se juntaron rompieron la represa que había logrado mantener desde la noche anterior y sentí como las lagrimas comenzaron a caer por mi rostro.

-¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?... – comencé a sollozar. Mis golpes se volvieron erráticos debido a mi vista nublada por las lágrimas.

El tiempo se hizo infinito golpeando el saco para descargar todo el dolor que sentía mi alma.

Finalmente, cuando el entumecimiento debido al cansancio ya me había ganado lance un grito ahogado y caí de rodillas llorando como una pequeña niña desconsolada.

Fui levemente consiente de unas manos firmes que me tomaban por los hombros y una voz gruesa que me hablaba pero no era capaz de salir de mi bruma. Yo estaba desconsolada, ahogada en dolor y sabía que no regresaría hasta que dejara salir todo.

Cuando después de lo que me parecieron horas la pena menguo logre ver, entre mis ojos enrojecidos e hinchados, a un macho de rostro fiero y lleno de cicatrices mirándome fijamente. Sus ojos eran amarillos y estaban llenos de preocupación que de alguna forma se veía inadecuado en su rostro.

-¿Qué haces aquí hembra? – la pregunta era ruda, pero sus ojos seguían transmitiendo esa preocupación y algo de calor que me reconforto extrañamente. Su mirada, me di cuenta, me recordaba la de mi padre.

-Necesitaba despedirme…

-De tu padre – sus palabras fueron una afirmación y levante la mirada sorprendida.

-¿Cómo lo sabe?

-No dejabas de sollozar llamándolo

-Necesitaba despedirme de él – el macho se quedo mirándome en silencio. Una sensación extraña de protección me rodeo y de alguna forma completamente inexplicable sentía que él lo entendía.

El macho se puse de pie con los guantes que antes estaban en mis manos colgando de una de las suyas. Me dio la espalda y dejando los guantes colgados en la percha de la muralla, se perdió tras una puerta y reapareció a los segundos con una toalla en las manos. Sin decir una palabra me la extendió.

Al tomarla note que estaba húmeda y una cálida sonrisa llego a mi rostro al recordar que mi padre siempre me ponía toallas húmedas en los ojos para evitar el enrojecimiento por el llanto.

-¿Cuál es su nombre?

-Zsadist

-Muchas gracias guerrero Zsadist

Me limpie la cara y refresque mis ojos con la toalla antes de levantarme y comenzar a caminar hacia la salida. Estaba agotada y necesita descansar por un momento.

Estaba solo a pasos de la puerta cuando a mi espalda escuche como el guerrero decía

-Un padre jamás se arrepiente de dar su vida por un hijo

Blay:


Todo era un maldito caos en mi mente. Me había despertado con un dolor insoportable en la espalda por culpa del mal dormir. Había bajado a buscarle comida a Sophie y algo de ropa. Lo que menos esperaba era toparme con un Qhuinn saliendo como un vendaval de su cuarto y con aroma a sangre.

Mi mandíbula se apretó y sostuve la bandeja con firmeza “no tienes derecho a enojarte” me recordó la traicionera voz en mi mente. El aroma característico de Layla estaba en su cuerpo y los celos me carcomían por dentro, pero no podía decir nada. 
Yo era el culpable, yo lo había lanzado por ese precipicio y cuando le dijera los últimos acontecimientos todo lo pasado en la última semana se iría.

El dolor que sentía al deber separarme de Qhuinn volvió de golpe haciéndome olvidar a Layla y llevándome a pedirle disculpas, pero no tuve tiempo. Qhuinn me cortó antes de hablar y pasó junto a mí dejándome con la sensación de vacío creciendo más profundo en mi pecho.

El resto de la noche fue un borrón de acontecimientos, uno tras otro, agrandando gradualmente la sensación de frio en mi sangre. Primero la visita de mis padres. Salió justo como lo esperaba, Mahmen conmocionada y Padre decidido a realizar el emparejamiento. Luego volver a la mansión y encontrar a Sophie con los ojos rojos he hinchados, haciéndome sentir como un gilipollas por dejarla sola la noche siguiente de la muerte de Jahk.

Y como si todo esto no fuera suficiente, algo había salido mal en la patrulla y yo no tenía permitido interferir o tener información.

Luego de cuidar de Sophie y después de que ella asegurara mil veces que estaba en perfecto estado salimos rumbo a la casa de mis padres, para celebrar una ceremonia privada en homenaje a Jahk.

Sophie no quiso una ceremonia normal y dijo que dejaría el cuerpo de su padre a su manera, no como la Glymera lo requería. La ceremonia fue corta y al mismo tiempo infinitamente personal. Ella se veía hermosa y fuerte, de alguna forma me impresionaba su fortaleza, pero yo sabía que era capaz de eso y mucho más.

Cuando salíamos rumbo a la mansión, antes del amanecer, padre llamo a Sophie y le entrego algunas de las pertenencias que Jahk guardaba en nuestra casa. Despidiéndola con un fuerte abrazo y a mí con un mensaje implícito en su mirada.

Llegamos a la mansión en silencio y subimos directo a mi cuarto. Sophie aun aferraba fuertemente en sus brazos la caja que mi padre le había dado y su cara expresaba lo impaciente que estaba por examinarla.

-Adelántate Ángel. Sé que deseas ver el contenido de la caja y yo necesito hacer algo antes.

-Gracias, creo que me haría bien averiguar que contiene a solas.

-Volveré pronto.

-No te preocupes por mí, puedo afrontar esto sola – me dijo cuadrando los hombros y caminando directamente a mi cuarto con decisión.

-Me gustaría decir lo mismo de mi… - dije en voz bajo a su espalda. Admirando la fortaleza con que enfrentaba el mundo.

Estaba parado frente a su puerta, mirándola tan fijamente que era increíble que no tuviera una perforación.

Debía decírselo, no podía esperar a que mi semana terminara y el rey lo proclamara. Le debía mucho más que esto “eso no mejora los hechos” esa estúpida voz me recordó.

Nada haría esto más fácil o más aceptable y justamente eso me detenía. Una voz adormilada en lo más profundo de mi mente me susurraba que todo esto era por algo mas, pero por más que lo intentara no era capaz de encontrar otro motivo.

El honor y la responsabilidad me impulsaban, puede que no fuera el amor, pero aun así creía de alguna forma que hacia lo correcto. Después de todo Qhuinn y yo jamás estaríamos juntos, siempre habría un obstáculo entre nosotros…

Ese zumbido extraño comenzó nuevamente y la voz seguía tratando de surgir de entre el mar de pensamientos pero por más que intente alcanzarla no lo lograba. Estaba tan concentrado en poder escuchar lo que decía que no me di cuenta de Qhuinn mirándome fijamente.

Qhuinn:


De pie sorprendido aun por la presencia de Blay no atine a hacer nada, solo mirarlo fijamente ya que a pesar de llevar varios segundos mirándolo no se había movido un centímetro, me aclare la garganta y un tanto nervioso lo invite a pasar sin saber nada mejor que hacer, el entro despacio evitando mis ojos todo el tiempo, se quedó de pie y yo cerré despacio la puerta y me pare en frente de él.

-Escucha, tengo algo importante que decirte- ambos hablamos al mismo tiempo y yo solté una carcajada.

-Bien, yo te lo diré primero porque me lo vengo tragando desde la jodida patrulla- antes de que Blay pudiera abrir la boca comencé a hablar atropelladamente.

-Mira, no soy bueno en esto así que trata de comprenderme aunque no lo merezca, sé que me comporte como un HDP antes, bien, estaba molesto por la situación con Sophie y solo pensé en mí mismo, fui un jodido egoísta… sé que esta situación no durara mucho y estoy dispuesto a aceptarlo, no es justo para ninguno de nosotros dos que yo ponga en juego nuestra… relación por mis propias inseguridades, quiero lo nuestro, o lo que pueda llegar a ser, y no estoy dispuesto a perderlo por ser tan cabeza dura.

La cara de Blay mostraba tanto asombro, que por un momento creí que me había salido un ojo en la frente o algo así, espere que me dijera algo, cualquier cosa, pero el solo me miraba embobado con los ojos tan abiertos que pensé que se saldrían de sus cuencas, y su cara estaba realmente en blanco, no podía leer ninguna emoción en ella.

-Por… ¿porque me dices esto ahora?- su rostro ahora estaba perdiendo los colores lo que me preocupo un poco.

-Mierda, ¿pensaste que realmente que no comprendería tan pronto?, bueno, enorgullécete de mí, porque aunque valla en contra de todos mis principios estoy de acuerdo en que acompañes a la chica hasta que esté del todo bien- me acerco a él despacio arrinconándolo- claro, siempre y cuando por los días seas todo mío.

Me acerque más sin poder evitarlo, joder, desde ayer todo había sido realmente una mierda y aunque mi mente lo negara mi cuerpo lo extrañaba, más de lo que me atrevía a reconocer, avance inconscientemente hasta que lo tuve pegado a la pared, pero extrañamente al acercarme más en un movimiento rápido él se alejó y se fue al extremo más alejado de la habitación.

-Qhuinn, veras… yo venía aquí por un para decirte…

-Que soy un idiota, lo sé, y no es necesario, créeme- le corte para que no se torturara- mira, yo lo pensé… y si estuviera en tu caso yo haría lo mismo- el me miro con una expresión que no alcance a descifrar pero luego su rostro se emblandeció.

-¿Estás seguro de lo que estás diciendo?- pregunto con un escepticismo que no alcance a comprender.

-Por supuesto, uno está dispuesto a hacer todo por la persona que ama… y yo te amo Blay, podría esperarte un año si es necesario porque sé que siempre llegaras de vuelta a mí, simplemente lo sé, como también sé que lo que tu sientes por mí no cambiara de la noche a la mañana, si en un momento lo pensé, fue solo movido por los… celos, sip, yo celoso, lo estoy asumiendo y ahora sé que me tienes realmente colado cabrón–niego sonriendo.

El me miro y algo en sus ojos cambio, algo parecido a la esperanza brillo en ellos y de la nada se lanzó estrechándome en un fuerte abrazo, lo abrace devolviendo el sentimiento, con esto me estaba asegurando que confiaba en mí, y joder si yo haría lo mismo en el, hasta el momento jamás me había defraudado, y algo en mi decía que nunca lo haría.

-Ahora… tengo algo que hacer, pero volveré a aquí antes de que amanezca, creo que entre tú y yo hay algo pendiente- me miro con ojos cargados de pasión y comprendí de inmediato el mensaje.

-No me moveré de aquí- rápidamente estampe mis labios contra los de el en un beso hambriento pero a la vez rápido, dejándolo ir a hacer lo que fuese que tuviera que hacer.

Una vez de nuevo solo en mi habitación me recosté en la cama y con una felicidad que hace mucho no sentía, me quede profundamente dormido.

Me encontraba de pie en mi habitación todo era familiar y a la vez nuevo, lo extraño era… que la luz del sol entraba a raudales por los ventanales abiertos y me daba perfectamente en el pecho desnudo, pero no producía absolutamente ningún dolor, asombrado mire a mi propia habitación inundada por primera vez por la luz del sol, todo se veía en paz, tranquilo y correcto, di dos pasos hacia mi cama y note que algo se movía despacio, casi imperceptiblemente, me acerque a mirar y me sorprendí al ver que había alguien durmiendo en ella completamente tapado. Me acerque por el lado y vislumbre el cabello pelirrojo tan familiar sobresaliendo por la almohada, mi corazón comenzó a acelerarse y sin poder evitarlo tome una punta del edredón y lo eche para atrás revelando el enorme cuerpo de Blay que descansaba de espaldas sobre mi cama, dormía profundamente ya que su respiración era lenta y acompasada.

Sonreí  al pensar en lo ridículamente perfecta que era la situación, y Blay comenzó a removerse en la cama, abrió un ojo y me miro sonriendo de oreja a oreja, gimió y se dio vuelta en la cama desemperezándose dándome una vista completa de su perfecta espalda.

Me quede frió al instante, entremedio de toda esa perfecta piel había algo… justo en la parte alta de su espalda entre sus omóplatos  trague saliva al darme cuenta de las letras que ahí había, en el antiguo idioma estaba escrito MI nombre, claramente se podía apreciar las letras deletreándolo  Q-H-U-I-N-N .

Mi sorpresa fue tal que caí de culo al suelo aun sin podérmelo creer… Blay se sentó en la cama y mirándome también con asombro se puso de pie y se acercó a ayudarme… ¡¡¡totalmente desnudo!!!!

-¿Qué te pasa Nallum?, ya han pasado dos días, no puedo creerme que aun andes así de torpe- me ayudó a ponerme de pie y deposito un casto beso en mis labios sonriendo tiernamente –mejor ven y acompáñame a la cama que aún nos queda celebrar.

Mi mente no podía procesar nada todavía ni mucho menos comprender lo que él me decía, así que no me quedo otra que preguntar.

-Espera- alcance a decir mientras el comenzaba a meter sus manos por la cinturilla de mis pantalones- no entiendo nada… ¿que se supone que estamos celebrando? ¿Y ya han pasado dos días de que?- esperanzado a que me aclarara mis dudas el me miro con pura indignación en su rostro.

-Jodido Qhuinn, ¿me estas tomando el pelo verdad?-preguntó con su rostro volviéndose juguetón- ¿te crees que me voy a tragar que has olvidado tan pronto el día en que nos emparejamos? ¿Tan tonto crees que soy mi Hellren?

Me quede con la boca abierta ¿Hellren? Sin reaccionar me deje arrastrar por las manos de Blay a la cama y le sentí delinear trazos en mi propia espalda, supe de inmediato lo que había ahí… Su nombre, simplemente no podía creerme esto, no podía estar pasando ¿nosotros emparejados? Era un sueño haciéndose realidad al fin, sin pensarlo mucho y solo dejándome llevar por la felicidad que sentía en el momento me deje arrastrar por Blay que me desnudó rápidamente y comenzó a mordisquear mi cuello haciéndome gemir del gusto, pero en el instante en que el cubrió mi polla con su mano y las exquisitas sensaciones de eso me llenaron, sentí una fuerte presión en mi cabeza y un constante martilleo que me mareo y me dejo la vista y todos mis sentidos en negro.

Desperté con un constante golpeteo en la puerta, inconscientemente mire hacia mi lado para ver si Blay estaba ahí… ¡¡mierda!! Estaba cabreadísimo, con un pequeño problema entre las piernas y dolor de cabeza, no podía creerme que se tratara de un jodido sueño… nuevamente golpearon la puerta y me puse de pie y yendo a abrir y encontrando a Blay al otro lado, repentinamente todo el sueño se me vino a la mente nuevamente y mi cuerpo reacciono primero que mi mente, antes de darme cuenta tome a Blay, trabe la puerta y raje sus ropas fieramente tomando posesión de sus labios… y su cuerpo.

Blay:


Cerré la puerta tras de mí con cuidado, me apoye en ella y mire el techo por solo la VE sabe cuánto tiempo.

-Esto es una real mierda

De todo lo que espere que sucediera jamás, ¡JAMAS! Creí que él lo entendería, que estaría esperando por mí con los brazos abiertos… esto era surrealista. Repase por mi mente una y otra vez las palabras exactas de Qhuinn y aun no podía dejar de estar perplejo.

Mire en dirección a mi cuarto y pensé que después de todo, quizás no era necesario que fuera un idiota.

Sophie no quería emparejarse, lo sabía, por eso había estado escondiéndole mi conversación con el Rey. Lo más difícil ya lo había pasado, ahora ella solo debía salir adelante y yo estaba seguro que podría.

 “Quizás fue una reacción apresurada” me dije a mi mismo. Siguiendo puramente mi instinto me dirigí a mi cuarto…

Esperaba encontrar a Sophie durmiendo o quizás en la ducha pero jamás espere verla en el centro del cuarto, rodeada de papeles y hecha una pequeña bolita. Estaba sentada con sus piernas contra el pecho, los brazos firmemente cerrados alrededor de sus rodillas y la cabeza escondida entre ellas.

-Sophie, ángel… ¿Qué está mal? –Me arrodille cuidadosamente frente a ella y pose una de mis manos en su pelo – vamos cariño, dime que está mal ¿sí?

Ella levanto su mirada y por un momento el miedo me lleno, se vías desesperada y de alguna forma al mismo tiempo decidida.

-¿Sabes? Mi padre realmente te amaba. El siempre te considero como un hijo, el hijo macho que nunca tuvo. Recuerdo que el siempre decía “Blay será un digno Hellren cuando se empareje” – la mirada de Sophie se perdió entre los papeles y estirando una de sus manos tomo uno en especifico.

Sin apartar la mirada del papel comienzo a leerlo en una voz quebrada.

-Mi pequeña Sophie, te escribo esta carta sentado en mi escritorio mientras veo como juegas con tu pequeño oso ¿recuerdas? Eso oso que te regalo Blaylock cuando cumpliste 10 años – un sollozo se escapa de sus labios pero se recupera y sigue leyendo – recuerdo perfectamente que yo también te quería regalar uno, pero tú me reclamaste que ya no eras una niña y ahora te miro y te vez tan feliz con el regalo del pequeño Blay.

Hija mía, no sé qué edad tendrás en este momento, pero si estás leyendo esto significa que ya no estoy para protegerte. Quiero que sepas que te amo, eres mi mundo después de que tu madre nos dejo. Yo debo protegerte y sé que jamás estarás más protegida que en los brazos de Blaylock. Por esto cariño estas en este momento emparejada con él. De ahora en adelante tu y el conformaran una familia y se en el fondo de mi corazón que serán tan felices como lo fuimos tu madre y yo…

Ella dejo de leer y me extendió otra pequeña carta que tenía mi nombre…

Sophie lloraba silenciosamente mientras mis manos temblorosas abrían la carta que Jahk había dejado para mí.

Estaba paralizado mirando el final de la carta. Sabía que Sophie estaba frente a mí llorando, pero no podía consolarla, no podía siquiera mirarla, solo las palabras de Jahk daban vuelta una y otra vez en mi mente… Aquí estaba yo arrodillado frente a la única hembra que alguna vez a significado algo para mi e iba a dejarla sola en su pena, expulsarla de mi vida para ser yo feliz.

Me sentía amarrado, encadenada y que lentamente una mano invisible manipulaba esa cadena y acortaba esa pequeña libertad que por un momento pensé que lograría tener.

La voz que había estado en lo más profundo de mi mente volvió, pero aun no era capaz de entender lo que intentaba transmitirme. Y para ser sincero, no quería escucharla, yo sabía desde un principio que esto pasaría y ya no lucharía más en contra de lo inevitable…

-Yo sé que esto es pedirte mucho, pero Blay yo…

-Shhh… entiendo ángel – intente sonreír y espere que ella no viera el vacio reflejado en mis ojos.

-¿Nosotros de verdad nos emparejaremos? – me pregunto ella mientras escondía su rostro en mi cuello y se acurrucaba como una pequeña niña junto a mi.

-Si ángel…

Nos quedamos sentados por un tiempo hasta que ella se quedo dormida. Con sumo cuidado la deje en la cama y la mire mientras dormía. Ella sería mi prioridad de ahora en adelante.

Mi corazón dio un vuelco cuando recordé que Qhuinn estaba unas puertas más allá, esperando por mí…  me puse de pie y salí de mi cuarto, al dar dos pasos me detuve inconscientemente frente a su puerta, con un sentimiento de daja vu en las venas. Hace solo unas horas estaba en esta misma posición y con las mismas palabras en la lengua pero no había sido capaz de decir nada. Esta vez lo diría, se lo debía.

Sacando fuerza del último rincón de mi corazón levante la mano y golpee la puerta.
No hubo respuesta al primer llamado por lo cual llame una segunda y luego una tercera vez. Me había comenzado a preocupar cuando un Qhuinn somnoliento me abre la puerta y me mira con ojos cargados de lujuria.

Un segundo estaba de pie frente a la puerta y al siguiente mi espalda choca contra la muralla, mi pecho está desnudo y los labios de Qhuinn consumen pecaminosamente mis labios. Juntando toda la cordura que sabía perdería en unos pocos segundos, me aparte de sus labios para detenerlo.

-Qhuinn debemos…

-Shh después hablamos – había tal hambre en su tono de voz que la temperatura corporal entre los dos comenzó a subir y por un segundo perdí toda la fuerza.

Tomándolo de la nuca le devolví el beso con desesperación terminando en el suelo de la habitación, los dos con el pecho descubierto, nuestras erecciones frotándose en movimientos lentos, nuestras manos explorando y la presión arterial subiendo.

-Lo siento – las palabras se escapan de mis labios cuando nos separamos para respirar – yo no pude evitarlo…

-Shh… todo está bien, lo entiendo

-¡NO! Tú no entiendes. Qhuinn – tomo su rostro entre mis manos y lo miro directamente a los ojos – yo no puedo hacerlo…

-Si puedes ¡Joder! Blay te necesito aquí y ahora, no me detengas… – su frente descansaba con la mía y nuestros ojos se toparon con un mar de sentimientos encontrados.

El deseo y la lujuria eran palpables en su mirada, pero el anhelo y el cariño que ganaba dominio estaba logrando que todas mis barraras se derrumbaran “¡NO PUEDES!” me gritaba la razón, pero ¿cómo evitarlo? ¿Cómo le niegas placer a la persona que amas? ¿Cómo le decía que había vuelto para despedirme…?

“ERES UN COBARDE” Si, eso era. Un bastardo cobarde y egoísta. Quería desesperadamente disfrutar de este momento, tenerlo una vez más antes de que todo terminara y que me condenaran al infierno porque lo iba a tener, tendría a Qhuinn por una última vez entre mis brazos y viviría el resto de mi vida recordando este momento… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario