Blaylock Guiltless
primera parte
El macho estaba sentado, bebiendo una corona y observando a
la multitud retorcerse y sudar al ritmo de la música que retumbaba por todo el
lugar. El Club estaba lleno de humanos sudorosos y con olor a sexo.
Era otra noche solitaria, como todas las noches que lo
acompañaban de un tiempo a esta parte. Su vida se había vuelto en eso… noches
solitarias, junto a un trago y sus fieles Dunhill rojos.
Todo había cambiado, solo en unos meses...
Todo había cambiado, solo en unos meses...
La mente del macho viajo sin que él lo pudiera evitar a esos
meses atrás, cuando sus noches estaban llenas de calor, sudor y sexo. Cuando su
mente era libre y su cuerpo contestaba a sus deseos, cuando todo era fácil para
él y simplemente se dejaba llevar por el instinto. Saciando su hambre carnal y
animal, pero todo había muerto en un segundo esa noche… la noche en que lo vio.
El crío Pre-trans
estaba recostado, escondiéndose entre su propia piel, tratando de pasar
desapercibido entre los pliegues de la muralla y la vasta cantidad de gente que
circulaba por las calles. Desde la distancia de la otra acera podía notar como
su cuerpo temblaba y sus labios estaban morados por el frió. El Chico debía
estar muy cerca de la transición, su porte y lo débil que se veía no le daban
muchas esperanzas de sobrevivir al cambio. Estaba claro a los ojos del macho
que lo observaba a través del gentío, pero eso no lo detuvo. Algo se había
movido en su pecho cuando sus ojos se habían posado sobre el débil y frágil
crío. Impidiéndole dejarlo o mirar en otra dirección.
Sin notarlo antes, se encontraba caminando directamente
hasta el rincón donde el Crío estaba, deteniéndose solo centímetros frente a
él, cubriéndolo con toda su estatura de un metro noventa. El crío dio un salto
asustado y sus temblores se intensificaron, ya no debido al frió, sino al
miedo. La nariz del macho percibió ese aroma tan inconfundible y algo volvió a
removerse en su pecho, obligándolo a encogerse un poco y parecer menos
intimidante.
- - ¿Qué haces aquí crío? – el chico volvió a dar un
salto y el olor ocre del miedo se intensifico hasta llenar las fosas nasales
del macho y hacerse malditamente
insoportable.
El macho soltó un juramente y se arrodillo para emparejar su
altura con el crío, pero en cuanto lo hizo su cuerpo quedo petrificado y la
pequeña sacudida que había sentido en su pecho se transformo en un mazazo en
cuestión de segundos.
El chico era hermoso, no había otra palabra para
describirlo. Tenía un cabello negro desaliñado que aun estando en todas
direcciones se veía bien, unas facciones desgarbadas que seguramente se
transformarían en rasgos firmes y calientes luego de su transición, su piel
tenía un tono de bronceado claro, pero lo más hermoso eran sus ojos. Unos ojos
que estaban grandes por el miedo, dejando ver con toda claridad el tinte verde
y azul de ellos. Tenía ojos dispares, unos hermosos ojos dispares según el
macho que lo estaba mirando.
El ruido de un auto
tocando la bocina a su espalda trajo al macho de vuelta a la realidad sacándolo
de su ensimismamiento. El pre-trans frente a él seguía temblando y ahora
lágrimas silenciosas recorrían su pequeño rostro.
Un gruñido amenazador surgió desde lo más profundo de su
pecho al ver al crío llorar, sus instintos se revelaron y todo su ser deseo
matar al culpable de esas lágrimas, lo cual era gracioso ya que el causante era
él.
Lo costo un tiempo calmarse, pero lo hizo, debía hacerlo.
Necesitaba por alguna extraña razón, proteger y resguardar al crío y el macho
sabía que no confiaría en el si no lograba calmarse.
Cuando todo su cuerpo se aflojo y la pose amenazante lo
abandono o por lo menos la mayor parte de ella. Se quito su casaca de cuero y
la puso sobre los hombros del crío.
-
- - No te asustes, solo quiero ayudar ¿Qué haces
solo? – los grandes ojos dispares miraron al macho con sorpresa y desconfianza.
Pero los pequeños labios que estaban volviendo poco a poco a su color debido a
la calidez de la casaca de cuero se abrieron para dar una respuesta en un bajo
susurro.
- - No… no sé donde ir.
- - ¿tus padres? – el crío se hizo más pequeño bajo
la casaca, algo que el macho creía imposible y esas pequeñas lágrimas
silenciosas vuolvieron – ¿les paso algo a tus padres? ¿fueron atacados? – la
ultima pregunto salió como un gruñido y el macho espero que el crío no lo
notara y se alterara mucho mas.
Pero el pre-trans no lo había notado, estaba llorando
silenciosamente y escondiéndose bajo el resguardo de esa gran casaca de cuero
que aún conservaba el calor de su dueño y el aroma a macho y sudor limpio.
El Macho estaba esperando la respuesta del crío, pero esta
nunca llego. El se negaba a responder y aun cuando Blaylock estaba desesperado
por saber porque el crío estaba solo en la calle y no al resguardo de su
familia, prefirió guardar silencio y simplemente llevarlo a un lugar seguro…
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Después de esa noche hace ya seis meses la vida de Blay había
cambiado, en su mente seguían apareciendo las imágenes del crío, tiritando en
la calle y cada vez que sus parpados se cerraban unos ojos dispares lo
atormentaban.
El cuerpo de Blay yo no le contestaba, no se excitaba como
antes, no obedecía sus órdenes.
Todo era una pesadilla para el macho, desde que
había dejado al pre-trans a salvo en casa de sus padres, no se había atrevido a
volver, no deseaba verlo. Quería con todas sus fuerzas sacarlo de su sistema y
lo había intentado. Pero su cuerpo era una putada y no se lo permitía. Los
únicos momentos en estos meses en que su cuerpo había despertado era cuando soñaba con ese crío y en cómo se vería luego de la
transición. Sueños que se habían vuelto malditamente recurrentes desde hace un
mes, cuando había recibido la “feliz llamada” de su Mahmen anunciando que
“Qhuinn”, así se llamaba el crío, Había pasado la transición con éxito.
El macho se levanto de su asiento, apagando el cigarrillo
contra la mesa y se sumergió entre la multitud. Estaba decidido a luchar contra
esa maldita obsesión que tenia ¡ÉL ERA UN MACHO DE 100 AÑOS JODER! No podía
estar en estas condiciones por un crío que recién había pasado su transición y
al cual solo había visto una vez, cuando era un pre-trans.
Llego al centro de la concurrida pista y comenzó a observar a todo
aquel que estuviera a su alcance. Macho, hembra, mujer u hombre, nunca le había
importado. Él solo contestaba a su libido, sin importar el sexo, pero
últimamente solo “despertaba” por un pre-t…
macho en especifico.
………………………………………………………………………………………
La noche estaba solo a cuatro horas de su culminación, él macho pelirrojo que había comenzado sentado la
noche en una mesa de la zona VIP, disfrutando de una corona y sus Dunhill.
Había vuelto a su mesa luego de un intento fallido de liberación.
Había logrado empalmarse,
oh sí que lo había logrado y se negaba a asumir gracias a que había sucedido.
Tenía al hombre acorralado en los baños con los pantalones abajo exponiendo su
culo para ser follado y más que dispuesto, pero su cuerpo no se lo había
permitido. Su pecho se había oprimido como siempre le pasaba, su estomago se
había revuelto y unas ganas de vomitar y repulsión se esparcieron por su cuerpo
en igual medida. La erección que estaba entre sus piernas se desinflo con una
rapidez reprochable y le fue completamente imposible reprimir su asco hacia el
humano. En menos de dos minutos se había encontrado nuevamente en la mesa con
otro de sus cigarrillos en la mano y con su pelo pelirrojo desordenado en todas
direcciones debido a las tantas veces que había pasado sus manos a través de
él.
El macho estaba
desesperado, no era la primera vez que le pasaba. Esto venía sucediendo desde
hace seis meses y estaba empeorando. Al principio había sido manejable,
logrando empalmarse y follar, pero sin llegar a la liberación. Luego las cosas
habían comenzado a complicarse más y más hasta llegar a este extremo, en donde
solo imaginarse dentro del cuerpo de alguien le daba asco. Con todos
reaccionaba igual, solo uno era la acepción…
Qhuinn… ese crío objetivo
de su deseo sexual. Blay sabía que había pasado la transición hace ya un mes,
pero no quería buscarlo. El crío había estado condenadamente asustado de él
todo el tiempo cuando lo encontró y lo llevo a casa de sus padres. Por ese
motivo no se atrevía a buscarlo, no se creía capaz de controlarse y eso no lo
podía permitir. Blay sabía que podía ser muchas cosas, pero no un maldito
acosador.
Blay había decidido
retirarse, la noche había sido un completo fracaso y necesitaba un buen
descanso en la comodidad de su hogar. Una buena ducha y unas horas de
entrenamiento le quitarían el estrés.
El macho se había
levantado y comenzado a caminar en dirección a la salida cuando un aroma golpea
su nariz, seguido del golpe fuerte de un hombro al chocar contra el
- - ¡ey! ve por donde caminas viej… - las palabras
del macho que lo empujo quedaron atoradas en su garganta cuando se topo con la
mirada de Blaylock.
Blay estaba incrédulo, no
podía creer lo que veía. El crío estaba parado frente a él, pero yo no era un
pre-trans. Ahora frente a sus ojos había un macho de su misma estatura, con un
cuerpo trabajado, apariencia algo gótica, con piercing en su rostro y orejas,
pero esos ojos que lo habían torturado día tras día seguían siendo los mismos.
Blay tuvo que cerrar sus
manos fuertes en puños para reprimir su deseo sexual, el aroma del macho era
malditamente embriagador y la forma en que lo miraba directamente a la cara con
esos ojos dispares lo tenía con una erección monumental. Blay no era capaz de
hacer movimiento alguno, sabía que si liberaba su cuerpo, no se detendría hasta
tener al macho contra la muralla firmemente sostenido y torturándolo de muchas
formas placenteras. Su mente estaba llena de diversas formas de follárselo y su
boca se hacía agua de solo imaginar su sabor. Sus colmillos estaban
completamente extendidos y estaba haciendo lo malditamente imposible para
retenerse
- - Blaylock -
el reconocimiento en la voz del macho desarmo todas las barreras de Blay.
Sin poder evitarlo se lanzo con un gruñido de posesividad raspando su
garganta y se apodero de los labios del macho.
Blay se apodero de los
labios del macho como si fueran el maldito aire, los mordió, succiono y lamió a
su antojo. Jugando con sus colmillos y rasgando superficialmente el labio
inferior. El macho estaba petrificado, su pose era rígida y no contestaba el
beso, pero tampoco lo rechazaba.
Blay se encontraba
sumergido en su propio placer y no se había percatado de este detalle, pero
cuando una de sus manos viaja hasta el cuello del crío para acercarlo más y
tener un mejor acceso se da cuenta de lo rígido que estaba. En un acto reflejo
abre los ojos y su mirado azul se topa directamente con los grandes y
sorprendidos ojos dispares. El cuerpo de Blay se pone rígido y comienza a
alejarse del macho lentamente y tratando de no asustarlo más de lo que ya lo
había hecho
Toma todo el control y la
fuerza de Blay dar un paso atrás y dejar sus brazos lánguidos a sus costados.
El crío aun lo estaba mirando con perplejidad y sus labios estaban adoptando un
tenue color rojo debido a la hinchazón. Con una mano rastrillándose el pelo
Blay susurra un “lo siento” apenas audible antes de darse la vuelta y marcharse
del local.
Eso había sido todo, así
había terminado la noche para el macho pelirrojo que caminaba como alma que
lleva el diablo por la acera. No podía creer que él “un macho de 100 años” se
haya lanzado sobre un crío como una puta desesperada por sexo. Blaylock se
sentía avergonzado de sí mismo y malditamente herido por el rechazo del crío.
- - Muy bien Blaylock para la próxima asegúrate de
arrodillarte y pedirle que te folle…
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Había pasado dos semanas
desde que Blay había vuelto a ver al crío, desde que había cometido el error de
lanzarse sobre él. Dos semanas en las cuales se había cuidado de no pisar ese
club.
Blay observaba la entrada
desde la otra acera, escondido entre las sombras con su casaca de cuero y unos
jeans sueltos que le permitían moverse con libertad. Un fiel Dunhill rojo
colgaba entre sus labios levemente inclinado hacia la derecha. La respiración
del macho era lenta y pausada, reflejando la calma que había en su interior.
Dando la ultima calada al cigarrillo, Blay lo lanzo a sus pies y lo piso,
comenzó a caminar con paso decidido hasta las puertas del club y se sumergió entre
las paredes llenas de música, sudor, lujuria y sexo.
Blay llevaba en el mismo
lugar sentado una hora completa, iba por la cuarta corona cuando se percato de
una aroma familiar, la cabeza del macho giro en dirección a la entrada y allí
estaba él se encontraba de pie, con la mano derecha en el bolsillo, cabello
mojado seguramente por la ducha, ropa gótica y con una pose de seguridad.
Blaylock estaba hipnotizado,
sus ojos no eran capaces de despegarse del crío, ver la seguridad con que
caminaba entre el gentío desarmaba completamente el recuerdo que tenía de él,
como un pre-trans.
No, pensó Blay “el crío a
crecido” se percibía claramente en su mirada, esa mirada de ojos dispares que
ya no se escondía. En la pose recta de sus hombros, como negándose a encorvarse
y esconderse tras sí mismo. El caminar decidido, como diciendo “no te metas en
mi camino”… todo eso se veía claramente en él y Blay por alguna razón que aun
no estaba dispuesto asumir se sentía orgulloso, malditamente orgulloso.
Blay no se había dado
cuenta que estaba sonriendo hasta el momento en que paso su mano por el mentón
en un acto de apreciación. Borro rápidamente la sonrisa de su rostro y dejo de
mirar al crío.
Con calma y aun sumergido
en sus pensamientos, encendió un Dunhill y se lo llevo a los labios llenando
sus pulmones del placer calmante que le producía el cigarrillo.
Había dado la tercera
calada cuando escucho una voz a su espalda que lo dejo rígido por la sorpresa
- - ¡Joder viejo! apaga esa mierda, es asquerosa –
Blay mira sorprendido y con la mano aun suspendida a centímetros de su boca
como el crío se sentaba frente a él en la mesa – ¿te molesta si te robo una de
estas? – el crío tomo con toda naturalidad una de sus coronas y se la llevo a
los labios… ¡JODER! Esos labios…
Blay trato de calmarse y
fingiendo lo mejor que pudo bajo la mano y apago lentamente el cigarrillo, lo
guardo en su casaca y miro directamente al crío.
- - ¿Qué haces aquí crío? - el soltó una carcajada ronca que recorrió el
cuerpo de Blay y fue a parar directamente a su entrepierna.
- - No sabía que este lugar era tuyo viejo – lo miro
y enarco una ceja – ¿me estas corriendo?-Oh joder…. El crío no sabía de qué
manera quería Blay que se corriera…
- - Estoy preguntando ¿qué haces sentado aquí… crío?
- - Quiero saber porque me besaste la otra noche y
luego desapareciste como alma que lleva el diablo – ¡mierda! El chiquillo era
directo, no se andaba con rodeos.
Blay no sabía cómo
contestarle, no podía decirle que quería follárselo como un desquiciado para
saber si así se le quitaba esa sensación de vacío que tenía cada vez que
intentaba estar con otra persona. Ese vació y asco que inundaba su cuerpo lo
tenía desesperado, no sabía porque mierda estaba así y definitivamente no era
el mismo desde el día en que conoció a Qhuinn.
- - ¿No me vas a contestar viejo?
- - No me llames así
- - Y tú no me llames crío – los dos machos se
miraron directamente a los ojos, desafiantes, esperando a ver quien esquivaba
la mirada primero…
- - Te bese porque quiero follarte – los ojos del
crío se oscurecieron y enarco perfectamente su ceja perforada
- - Entonces ¿por qué huiste?
- - ¿huir? – Blay sonrió por la selección de
palabras – yo no huí crío. Te deje escapar. No estoy interesado en follar con
machos que no están dispuestos
- - Eres gay – las palabras fueran mas una
afirmación que una pregunta y Blay no sabía porque, pero estaba disfrutando la
discusión
- - No, solo sacio mi deseo con quien me plazca
- - Ese soy yo – nuevamente fue una afirmación. Blay
no fue capaz de soportarlo más, soltó una sonora carcajada por lo directo que
podía ser el crío y luego le respondió
- - Yep, eres
tu
- - Así que también te follas “críos”
- - No. Ya no. Ahora no follo, solo deseo tenerte a
ti…
Por primera vez desde que
el crío se había sentado frente a Blay, él pudo percatarse de un pequeño gesto
de incomodidad.
Ah!!! No es justo!! Cómo lo dejas así?? Muy buena historia Blay, al principio no me gusto mucho tu actitud (teniendo en cuenta tus 100 años) pero luego mejoraste. Me encanta ese Blay directo al punto!!
ResponderEliminarEsperé con ansias la segunda parte.
Muy buena idea!!!!! me gustó mucho! hay una segunda parte o algo? No nos dejen así!
ResponderEliminar¿Puedo hacerte una pequeña crítica? Fíjate que empezaste la historia narrada en pasado, por momentos la narras en presente, y luego vuelves al pasado. Cuesta seguirle el hilo de esa manera.
hola linda
Eliminarmuchas gracias por la critica. no me molestan al contrario me ayudan.
es la primera vez que escribo en tercera persona y es algo difícil de tomar, pero gracias por el comentario lo tendré presente cuando escriba. y claro que hay segunda parte *guiño*
Me dejaste con la miel en los labios no es justo.
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