jueves, 31 de enero de 2013

Deseo... (Historia Corta)






Blaylock Guiltless

primera parte


El macho estaba sentado, bebiendo una corona y observando a la multitud retorcerse y sudar al ritmo de la música que retumbaba por todo el lugar. El Club estaba lleno de humanos sudorosos y con olor a sexo.

Era otra noche solitaria, como todas las noches que lo acompañaban de un tiempo a esta parte. Su vida se había vuelto en eso… noches solitarias, junto a un trago y sus fieles Dunhill rojos.  

Todo había cambiado, solo en unos meses...

La mente del macho viajo sin que él lo pudiera evitar a esos meses atrás, cuando sus noches estaban llenas de calor, sudor y sexo. Cuando su mente era libre y su cuerpo contestaba a sus deseos, cuando todo era fácil para él y simplemente se dejaba llevar por el instinto. Saciando su hambre carnal y animal, pero todo había muerto en un segundo esa noche… la noche en que lo vio.




 El crío Pre-trans estaba recostado, escondiéndose entre su propia piel, tratando de pasar desapercibido entre los pliegues de la muralla y la vasta cantidad de gente que circulaba por las calles. Desde la distancia de la otra acera podía notar como su cuerpo temblaba y sus labios estaban morados por el frió. El Chico debía estar muy cerca de la transición, su porte y lo débil que se veía no le daban muchas esperanzas de sobrevivir al cambio. Estaba claro a los ojos del macho que lo observaba a través del gentío, pero eso no lo detuvo. Algo se había movido en su pecho cuando sus ojos se habían posado sobre el débil y frágil crío. Impidiéndole dejarlo o mirar en otra dirección.

Sin notarlo antes, se encontraba caminando directamente hasta el rincón donde el Crío estaba, deteniéndose solo centímetros frente a él, cubriéndolo con toda su estatura de un metro noventa. El crío dio un salto asustado y sus temblores se intensificaron, ya no debido al frió, sino al miedo. La nariz del macho percibió ese aroma tan inconfundible y algo volvió a removerse en su pecho, obligándolo a encogerse un poco y parecer menos intimidante.

-         - ¿Qué haces aquí crío? – el chico volvió a dar un salto y el olor ocre del miedo se intensifico hasta llenar las fosas nasales del macho  y hacerse malditamente insoportable.

El macho soltó un juramente y se arrodillo para emparejar su altura con el crío, pero en cuanto lo hizo su cuerpo quedo petrificado y la pequeña sacudida que había sentido en su pecho se transformo en un mazazo en cuestión de segundos.

El chico era hermoso, no había otra palabra para describirlo. Tenía un cabello negro desaliñado que aun estando en todas direcciones se veía bien, unas facciones desgarbadas que seguramente se transformarían en rasgos firmes y calientes luego de su transición, su piel tenía un tono de bronceado claro, pero lo más hermoso eran sus ojos. Unos ojos que estaban grandes por el miedo, dejando ver con toda claridad el tinte verde y azul de ellos. Tenía ojos dispares, unos hermosos ojos dispares según el macho que lo estaba mirando.

El  ruido de un auto tocando la bocina a su espalda trajo al macho de vuelta a la realidad sacándolo de su ensimismamiento. El pre-trans frente a él seguía temblando y ahora lágrimas silenciosas recorrían su pequeño rostro.

Un gruñido amenazador surgió desde lo más profundo de su pecho al ver al crío llorar, sus instintos se revelaron y todo su ser deseo matar al culpable de esas lágrimas, lo cual era gracioso ya que el causante era él.

Lo costo un tiempo calmarse, pero lo hizo, debía hacerlo. Necesitaba por alguna extraña razón, proteger y resguardar al crío y el macho sabía que no confiaría en el si no lograba calmarse.

Cuando todo su cuerpo se aflojo y la pose amenazante lo abandono o por lo menos la mayor parte de ella. Se quito su casaca de cuero y la puso sobre los hombros del crío.
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-         -  No te asustes, solo quiero ayudar ¿Qué haces solo? – los grandes ojos dispares miraron al macho con sorpresa y desconfianza. Pero los pequeños labios que estaban volviendo poco a poco a su color debido a la calidez de la casaca de cuero se abrieron para dar una respuesta en un bajo susurro.

-         - No… no sé donde ir.

-        -  ¿tus padres? – el crío se hizo más pequeño bajo la casaca, algo que el macho creía imposible y esas pequeñas lágrimas silenciosas vuolvieron – ¿les paso algo a tus padres? ¿fueron atacados? – la ultima pregunto salió como un gruñido y el macho espero que el crío no lo notara y se alterara mucho mas.

Pero el pre-trans no lo había notado, estaba llorando silenciosamente y escondiéndose bajo el resguardo de esa gran casaca de cuero que aún conservaba el calor de su dueño y el aroma a macho y sudor limpio. 

El Macho estaba esperando la respuesta del crío, pero esta nunca llego. El se negaba a responder y aun cuando Blaylock estaba desesperado por saber porque el crío estaba solo en la calle y no al resguardo de su familia, prefirió guardar silencio y simplemente llevarlo a un lugar seguro…

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Después de esa noche hace ya seis meses la vida de Blay había cambiado, en su mente seguían apareciendo las imágenes del crío, tiritando en la calle y cada vez que sus parpados se cerraban unos ojos dispares lo atormentaban.

El cuerpo de Blay yo no le contestaba, no se excitaba como antes, no obedecía sus órdenes. 

Todo era una pesadilla para el macho, desde que había dejado al pre-trans a salvo en casa de sus padres, no se había atrevido a volver, no deseaba verlo. Quería con todas sus fuerzas sacarlo de su sistema y lo había intentado. Pero su cuerpo era una putada y no se lo permitía. Los únicos momentos en estos meses en que su cuerpo había despertado era cuando soñaba con ese crío y en cómo se vería luego de la transición. Sueños que se habían vuelto malditamente recurrentes desde hace un mes, cuando había recibido la “feliz llamada” de su Mahmen anunciando que “Qhuinn”, así se llamaba el crío, Había pasado la transición con éxito.

El macho se levanto de su asiento, apagando el cigarrillo contra la mesa y se sumergió entre la multitud. Estaba decidido a luchar contra esa maldita obsesión que tenia ¡ÉL ERA UN MACHO DE 100 AÑOS JODER! No podía estar en estas condiciones por un crío que recién había pasado su transición y al cual solo había visto una vez, cuando era un pre-trans.

Llego al centro de la concurrida pista y comenzó a observar a todo aquel que estuviera a su alcance. Macho, hembra, mujer u hombre, nunca le había importado. Él solo contestaba a su libido, sin importar el sexo, pero últimamente  solo “despertaba” por un pre-t… macho en especifico.


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La noche estaba solo a cuatro horas de su culminación, él macho pelirrojo que había comenzado sentado la noche en una mesa de la zona VIP, disfrutando de una corona y sus Dunhill. Había vuelto a su mesa luego de un intento fallido de liberación.

Había logrado empalmarse, oh sí que lo había logrado y se negaba a asumir gracias a que había sucedido. Tenía al hombre acorralado en los baños con los pantalones abajo exponiendo su culo para ser follado y más que dispuesto, pero su cuerpo no se lo había permitido. Su pecho se había oprimido como siempre le pasaba, su estomago se había revuelto y unas ganas de vomitar y repulsión se esparcieron por su cuerpo en igual medida. La erección que estaba entre sus piernas se desinflo con una rapidez reprochable y le fue completamente imposible reprimir su asco hacia el humano. En menos de dos minutos se había encontrado nuevamente en la mesa con otro de sus cigarrillos en la mano y con su pelo pelirrojo desordenado en todas direcciones debido a las tantas veces que había pasado sus manos a través de él.

El macho estaba desesperado, no era la primera vez que le pasaba. Esto venía sucediendo desde hace seis meses y estaba empeorando. Al principio había sido manejable, logrando empalmarse y follar, pero sin llegar a la liberación. Luego las cosas habían comenzado a complicarse más y más hasta llegar a este extremo, en donde solo imaginarse dentro del cuerpo de alguien le daba asco. Con todos reaccionaba igual, solo uno era la acepción…

Qhuinn… ese crío objetivo de su deseo sexual. Blay sabía que había pasado la transición hace ya un mes, pero no quería buscarlo. El crío había estado condenadamente asustado de él todo el tiempo cuando lo encontró y lo llevo a casa de sus padres. Por ese motivo no se atrevía a buscarlo, no se creía capaz de controlarse y eso no lo podía permitir. Blay sabía que podía ser muchas cosas, pero no un maldito acosador.

Blay había decidido retirarse, la noche había sido un completo fracaso y necesitaba un buen descanso en la comodidad de su hogar. Una buena ducha y unas horas de entrenamiento le quitarían el estrés.

El macho se había levantado y comenzado a caminar en dirección a la salida cuando un aroma golpea su nariz, seguido del golpe fuerte de un hombro al chocar contra el

-          - ¡ey! ve por donde caminas viej… - las palabras del macho que lo empujo quedaron atoradas en su garganta cuando se topo con la mirada de Blaylock.

Blay estaba incrédulo, no podía creer lo que veía. El crío estaba parado frente a él, pero yo no era un pre-trans. Ahora frente a sus ojos había un macho de su misma estatura, con un cuerpo trabajado, apariencia algo gótica, con piercing en su rostro y orejas, pero esos ojos que lo habían torturado día tras día seguían siendo los mismos.

Blay tuvo que cerrar sus manos fuertes en puños para reprimir su deseo sexual, el aroma del macho era malditamente embriagador y la forma en que lo miraba directamente a la cara con esos ojos dispares lo tenía con una erección monumental. Blay no era capaz de hacer movimiento alguno, sabía que si liberaba su cuerpo, no se detendría hasta tener al macho contra la muralla firmemente sostenido y torturándolo de muchas formas placenteras. Su mente estaba llena de diversas formas de follárselo y su boca se hacía agua de solo imaginar su sabor. Sus colmillos estaban completamente extendidos y estaba haciendo lo malditamente imposible para retenerse

-        -  Blaylock -  el reconocimiento en la voz del macho desarmo todas las barreras de Blay. Sin poder evitarlo se lanzo con un gruñido de posesividad raspando su garganta y se apodero de los labios del macho.

Blay se apodero de los labios del macho como si fueran el maldito aire, los mordió, succiono y lamió a su antojo. Jugando con sus colmillos y rasgando superficialmente el labio inferior. El macho estaba petrificado, su pose era rígida y no contestaba el beso, pero tampoco lo rechazaba.

Blay se encontraba sumergido en su propio placer y no se había percatado de este detalle, pero cuando una de sus manos viaja hasta el cuello del crío para acercarlo más y tener un mejor acceso se da cuenta de lo rígido que estaba. En un acto reflejo abre los ojos y su mirado azul se topa directamente con los grandes y sorprendidos ojos dispares. El cuerpo de Blay se pone rígido y comienza a alejarse del macho lentamente y tratando de no asustarlo más de lo que ya lo había hecho

Toma todo el control y la fuerza de Blay dar un paso atrás y dejar sus brazos lánguidos a sus costados. El crío aun lo estaba mirando con perplejidad y sus labios estaban adoptando un tenue color rojo debido a la hinchazón. Con una mano rastrillándose el pelo Blay susurra un “lo siento” apenas audible antes de darse la vuelta y marcharse del local.

Eso había sido todo, así había terminado la noche para el macho pelirrojo que caminaba como alma que lleva el diablo por la acera. No podía creer que él “un macho de 100 años” se haya lanzado sobre un crío como una puta desesperada por sexo. Blaylock se sentía avergonzado de sí mismo y malditamente herido por el rechazo del crío.

-       -   Muy bien Blaylock para la próxima asegúrate de arrodillarte y pedirle que te folle…


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Había pasado dos semanas desde que Blay había vuelto a ver al crío, desde que había cometido el error de lanzarse sobre él. Dos semanas en las cuales se había cuidado de no pisar ese club.

Blay observaba la entrada desde la otra acera, escondido entre las sombras con su casaca de cuero y unos jeans sueltos que le permitían moverse con libertad. Un fiel Dunhill rojo colgaba entre sus labios levemente inclinado hacia la derecha. La respiración del macho era lenta y pausada, reflejando la calma que había en su interior. Dando la ultima calada al cigarrillo, Blay lo lanzo a sus pies y lo piso, comenzó a caminar con paso decidido hasta las puertas del club y se sumergió entre las paredes llenas de música, sudor, lujuria y sexo.

Blay llevaba en el mismo lugar sentado una hora completa, iba por la cuarta corona cuando se percato de una aroma familiar, la cabeza del macho giro en dirección a la entrada y allí estaba él se encontraba de pie, con la mano derecha en el bolsillo, cabello mojado seguramente por la ducha, ropa gótica y con una pose de seguridad.

Blaylock estaba hipnotizado, sus ojos no eran capaces de despegarse del crío, ver la seguridad con que caminaba entre el gentío desarmaba completamente el recuerdo que tenía de él, como un pre-trans.

No, pensó Blay “el crío a crecido” se percibía claramente en su mirada, esa mirada de ojos dispares que ya no se escondía. En la pose recta de sus hombros, como negándose a encorvarse y esconderse tras sí mismo. El caminar decidido, como diciendo “no te metas en mi camino”… todo eso se veía claramente en él y Blay por alguna razón que aun no estaba dispuesto asumir se sentía orgulloso, malditamente orgulloso.

Blay no se había dado cuenta que estaba sonriendo hasta el momento en que paso su mano por el mentón en un acto de apreciación. Borro rápidamente la sonrisa de su rostro y dejo de mirar al crío.

Con calma y aun sumergido en sus pensamientos, encendió un Dunhill y se lo llevo a los labios llenando sus pulmones del placer calmante que le producía el cigarrillo.

Había dado la tercera calada cuando escucho una voz a su espalda que lo dejo rígido por la sorpresa

-       -   ¡Joder viejo! apaga esa mierda, es asquerosa – Blay mira sorprendido y con la mano aun suspendida a centímetros de su boca como el crío se sentaba frente a él en la mesa – ¿te molesta si te robo una de estas? – el crío tomo con toda naturalidad una de sus coronas y se la llevo a los labios… ¡JODER! Esos labios…

Blay trato de calmarse y fingiendo lo mejor que pudo bajo la mano y apago lentamente el cigarrillo, lo guardo en su casaca y miro directamente al crío.

-          - ¿Qué haces aquí crío?  - el soltó una carcajada ronca que recorrió el cuerpo de Blay y fue a parar directamente a su entrepierna.

-        -  No sabía que este lugar era tuyo viejo – lo miro y enarco una ceja – ¿me estas corriendo?-Oh joder…. El crío no sabía de qué manera quería Blay que se corriera…

-       -   Estoy preguntando ¿qué haces sentado aquí… crío?

-         - Quiero saber porque me besaste la otra noche y luego desapareciste como alma que lleva el diablo – ¡mierda! El chiquillo era directo, no se andaba con rodeos.

Blay no sabía cómo contestarle, no podía decirle que quería follárselo como un desquiciado para saber si así se le quitaba esa sensación de vacío que tenía cada vez que intentaba estar con otra persona. Ese vació y asco que inundaba su cuerpo lo tenía desesperado, no sabía porque mierda estaba así y definitivamente no era el mismo desde el día en que conoció a Qhuinn.

-         - ¿No me vas a contestar viejo?

-        -  No me llames así

-          - Y tú no me llames crío – los dos machos se miraron directamente a los ojos, desafiantes, esperando a ver quien esquivaba la mirada primero…

-         - Te bese porque quiero follarte – los ojos del crío se oscurecieron y enarco perfectamente su ceja perforada

-        -   Entonces ¿por qué huiste?

-          - ¿huir? – Blay sonrió por la selección de palabras – yo no huí crío. Te deje escapar. No estoy interesado en follar con machos que no están dispuestos

-       -   Eres gay – las palabras fueran mas una afirmación que una pregunta y Blay no sabía porque, pero estaba disfrutando la discusión

-       -   No, solo sacio mi deseo con quien me plazca

-          - Ese soy yo – nuevamente fue una afirmación. Blay no fue capaz de soportarlo más, soltó una sonora carcajada por lo directo que podía ser el crío y luego le respondió

-        -   Yep, eres tu

-         - Así que también te follas “críos”

-         - No. Ya no. Ahora no follo, solo deseo tenerte a ti…

Por primera vez desde que el crío se había sentado frente a Blay, él pudo percatarse de un pequeño gesto de incomodidad.





4 comentarios:

  1. Ah!!! No es justo!! Cómo lo dejas así?? Muy buena historia Blay, al principio no me gusto mucho tu actitud (teniendo en cuenta tus 100 años) pero luego mejoraste. Me encanta ese Blay directo al punto!!
    Esperé con ansias la segunda parte.

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  2. Muy buena idea!!!!! me gustó mucho! hay una segunda parte o algo? No nos dejen así!
    ¿Puedo hacerte una pequeña crítica? Fíjate que empezaste la historia narrada en pasado, por momentos la narras en presente, y luego vuelves al pasado. Cuesta seguirle el hilo de esa manera.

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    1. hola linda
      muchas gracias por la critica. no me molestan al contrario me ayudan.
      es la primera vez que escribo en tercera persona y es algo difícil de tomar, pero gracias por el comentario lo tendré presente cuando escriba. y claro que hay segunda parte *guiño*

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  3. Me dejaste con la miel en los labios no es justo.

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